Asombrosa pirámide imperial

Por Oscar Redondo

Roma, 28 ago (Prensa Latina) Pocos de los miles de visitantes que llegan a la capital italiana cada día conocen que en uno de sus más céntricos lugares, a solo metros de la famosa Porta San Paolo, encontrarán una enorme pirámide que recuerda los tiempos en que Egipto fue una provincia de Roma.
La enorme estructura de una blancura que resplandece bajo el sol, con 37 metros de alto, fue construida aproximadamente entre los años 18 y 12 a.n.e., como sepulcro del rico político y sacerdote Cayo Cestio.
Esto ocurrió poco después de que, en el año 30 a.n.e. , Octavio derrotó a Cleopatra y Marco Antonio, tras lo cual la Tierra de los Faraones fue sometida por el Imperio de los Césares.
Egipto se puso de moda entre los nuevos colonizadores, quienes – fascinados por la magnificencia de esa antigua cultura –  comenzaron a decorar muchas calles y foros de la metrópoli imperial con monumentales, obeliscos y otras enormes estructuras traídas desde la nueva posesión.
El senador Cestio dejó entonces un curioso testamento según el cual, para acceder a sus cuantiosos bienes tras su muerte, sus herederos debían construir en menos de 330 días un mausoleo piramidal semejante a los de la ancestral nación del Nilo.
Sus descendientes, ávidos por acceder a la fortuna de este ocurrente pretor romano, cumplieron el encargo en menos tiempo del exigido, gracias a las técnicas constructivas de la época.
Para que así constase, inscribieron en sus paredes que «El trabajo fue completado, de acuerdo con la voluntad, en 330 días, por la decisión del heredero [Lucio] Pontus Mela, hijo de Publius».
El monumento fue edificada con ladrillo y mortero y recubierto de mármol blanco extraído de las montañas de los Alpes de Carrara. La resistencia estructural del hormigón permitió que la pirámide misma se levantara en un ángulo más agudo que las de Egipto.
Se ubicaba originalmente en un campo abierto fuera de las murallas de la ciudad, pues dentro estaban prohibidas las tumbas, pero ya en el siglo III, con la expansión de Roma durante el período imperial, los edificios finalmente rodearon la pirámide.
A medida que pasaron los siglos, la estructura fue perdiendo su esplendor y sus paredes ennegrecieron. Cuando ya muy pocos apreciaban su valor, se restauró en 2015 por voluntad de un adinerado inversionista japones admirador de la cultura de la antigua Roma.
(Tomado de Orbe)